El puma es un animal muy engreído y en el bosque todos saben que no pueden meterse con él porque es hábil, grande y fuerte, entonces muy a menudo sale ganando contra otros animales que molesta.
Le habló el saltamontes y le dijo que no lo molestara nunca más, que estaba cansado de sus actos malvados que a menudo cometía, que ahora tendría que reconstruirle la casita porque de otro modo no lo dejaría en paz. El puma más que engreído le dijo que jamás lo ayudaría con su casita, que la arme solo porque él no iba a realizar semejante tarea. A todo esto, el saltamontes ya estaba que se moría de enojo y le pidió un duelo, sería el día siguiente, cada uno debería llevar su ejército para poder enfrentarse.
Llegó el día del enfrentamiento y se vieron de un lado el puma con su ejército de zorros, pero del otro lado estaban igual de predispuestos el saltamontes con su ejército de avispas. Cuando fueron al ataque, las avispas llegaron primero y picaron sin parar los lomos de sus oponentes, tanto que dejaron de caminar y se empezaron a revolcar en el pasto. Fueron directo al agua para aliviar su dolor y las avispas revolotearon para que no salgan, cansados de tanto frío y dolor, todo el ejercito del puma se rindió y el saltamontes le dijo que no por grande o fuerte podría llevarse el mundo por delante. Cada animal se defiende de la manera que puede de los abusivos como el puma y así fue como nunca más volvió a molestar otros animales, aunque sean pequeños o grandes.