Beatriz era el nombre de una hermosa muchacha que era la hija única de un matrimonio influyente de la zona de Durango.
El deseo de esta niña era ser monja, deseo al que sus padres atendieron muy complacidos, pues preferían que la niña le dedicara su vida a Dios y no a cualquier hombre que pudiera hacerla sufrir.
Entonces, se dirigen al templo de la Catedral de Durango, donde Beatriz se internaría para convertirse en monja, para ello su padre tuvo que pagar una dote correspondiente y como muestra de gratitud decidió pasar todas sus pertenencias a la iglesia.
Sin embargo, durante la Guerra de la Reforma la iglesia pasó por una etapa muy difícil y como medida preventiva, el clero ordena cerrar muchos de los conventos, entre los que se encontraba el de Durango en el cual la hermosa joven hacia vida.
Beatriz se ve obligada a volver a su casa y cuando llega se encuentra con la devastadora noticia de la muerte de su madre, además se percata de que su padre está muy enfermo, lo que a los pocos días le causa la muerte, lo que dejo a la joven sola.
Para poder pagar el velorio de su padre, tuvo que hipotecar la casa, pues, era lo único que tenía, porque ya su padre había donado su herencia a la iglesia.
Después de todo Beatriz quedó sola y muy pobre y lo único que la mantenía viva era su deseo de que abrieran el convento para ella poder regresar a servir a Dios. Mientras tanto la joven solo rezaba y tejía constantemente.
Mientras tanto las Tropas Francesas que habían invadido México entran a Durango. El ejército estaba formado por jóvenes fuertes y apuestos a los que las mujeres de la alta sociedad no podían resistirse.
Entonces un día, había un joven propio de la región que fue a visitar a su novia, pero se sorprende al encontrarse a un soldado francés de nombre Fernando que también iba a visitar a la muchacha, por lo que envuelto en celos y sin pensarlo sacó un puñal y se le fue encima para apuñalarlo gravemente.
Fernando sale corriendo para poder salvar su vida y lo primero que se le ocurre es llamar a la puerta de una casa, la cual era donde vivía Beatriz.
Ella sale al encuentro y se da cuenta de que el hombre está mal herido, por lo que lo atiende, le limpia las heridas y le pone algunas compresas.
Cuando el hombre reacciona, Beatriz se siente cautivada por lo imponente del muchacho y Fernando, se siente atraído por la belleza y dulzura de esta noble muchacha.
Beatriz escondió a Fernando para que no lo mataran y durante ese tiempo se enamoraron, entonces ella decidió dejar de lado su fe y se entregó en cuerpo y alma a Fernando.
Un día Napoleón III ordenó la retirada de las tropas francesas de México por lo que Fernando debía volver, a lo que la joven le pidió que no lo hiciera que se quedaran juntos, pero él dijo que tenía que irse porque si no aquel muchacho lo encontraría y lo mataría, pero prometió que pronto volvería.
Fernando sale de la casa de Beatriz para no ser advertido, pero entonces un grupo de insurgentes lo descubre y al identificar que era francés lo matan y lo entierran.
La joven jamás se enteró de esto, ella solo esperaba que su amado volviera y más al enterarse de que ahora estaba embarazada.
Aunque ella rezaba todas las noches, Fernando no aparecía y no escribía, ahora ella sentía la preocupación de que no tenía dinero, iba a perder su casa y además no iba a ser aceptada en la iglesia.
Beatriz todos los días iba a la iglesia y a escondidas se trepaba en el campanario para poder ver llegar a su amado desde lo lejos, pero ese día nunca llegaría.
Pocos días de que naciera el hijo de Beatriz, el sacristán de la parroquia abre las puertas de la iglesia y se encuentra a una mujer que yacía muerta en el piso y que aparentemente se había caído de la torre, al darse cuenta era Beatriz.
Nadie sabe si fue un suicidio o si producto del cansancio se cayó accidentalmente, sin embargo, hay quienes piensan que fue un castigo por entregar su vida a un hombre y no a Dios.
Desde entonces la gente de Durango dice ver a una monja que se asoma en la torre y se queda mirando a horizonte como si estuviera esperando a alguien.