La leyenda de la planchada

Dicen que en el Hospital de Juárez trabajó una enfermera llamada Eulalia(hoy conocida como la planchada). Era una jovencita rubia, de ojos claros y facciones delicadas; y aunque un poco seria, todos la querían por su infinita amabilidad.

No obstante, lo que más llamaba la atención es lo impecable que estaba siempre: no había un uniforme mejor planchado que el suyo.

Un día ingresó en el equipo un médico muy apuesto, de nombre Joaquín. Enseguida, todas las enfermeras se sintieron atraídas por él, a pesar de que era un poco arrogante. Eulalia no fue la excepción, sin embargo, hizo que al doctor le costara trabajo conquistarla.

laplanchadaUna vez que se hicieron novios, Eulalia se mostraba muy enamorada, quizás más que él. Incluso había rumores de que el joven médico seguía coqueteando con otras muchachas. Pero pasado el año del noviazgo, Joaquín le pidió que se casaran, lo que sorprendió a la joven, quien accedió encantada. Sin embargo, él tuvo que salir de viaje a un seminario durante quince días en otra ciudad, de modo que a su regreso planificarían la boda.

Durante los días de espera, uno de los enfermeros declaró su amor a la jovencita, a lo que ella contestó que no estaba disponible, pues su corazón pertenecía al Dr. Joaquín. Extrañado, el joven le dijo que eso no debía ser, pues ese doctor había renunciado una semana atrás y se había ido de luna de miel con su nueva esposa.

Destrozada, Eulalia corroboró la información en los registros del Hospital y con comentarios de otros compañeros. A partir de ese entonces, dejó de ser la enfermera dedicada que solía ser y por distraerse debido al desamor, muchos pacientes sufrieron a causa de su negligencia.
planchada1A la larga, la joven cayó enferma y murió, no sin antes haberse arrepentido de no dar lo mejor de sí en su profesión. Lo más curioso es que, después de su muerte, empezaron a surgir testimonios similares de muchos pacientes, en los que indicaban que una enfermera con sus características los atendía amablemente, y aunque nadie podía distinguir su rostro, todos coincidían en que su cabello era rubio y no había un uniforme mejor planchado que el que llevaba puesto.

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