Las leyendas cortas para niños de primaria sumergirán a los más pequeños de la casa en un mundo lleno de emociones, en el cual la imaginación tendrá rienda suelta.
Disfrutarás de una selección increíble de las mejores leyendas adaptados para los consentidos del hogar.
Leyendas cortas para niños de primaria
Las siguientes leyendas pudieron haber ocurrido en algún momento de la historia, por lo que sus personajes pueden ser reales.
La leyenda del rey gigante
Cuenta la leyenda que una vez hubo un rey gigante a cargo del pueblo de México, muchas cosas grandiosas habría hecho y alguna de las que podemos ver hasta el día de hoy es la campana que se encuentra en Libres y es la principal, según la leyenda él era tan gigante que de un solo salto podía ir desde Puebla a Morelos, eso es lo que la gente más recuerda, muchas de las viejas historias lo tienen como protagonista a este rey, por eso es que su leyenda tiene más y más fuerza a medida que pasa el tiempo, nadie sabe cuando vivió, pero que hubo un rey muy grande es totalmente cierto porque sino hay cosas que no podrían explicarse.
Leyenda de El Zapatero Feliz
Un feliz zapatero vivía en un pequeño pueblo de Europa, lo único que tenía este humilde hombre eran sus cinco hijos y un tallercito donde arreglaba zapatos.
A pesar de todas las adversidades este zapatero nunca había dejado de sonreír y agradecer lo que tenía.
Un día llegó a su taller un importante banquero que poseía una riqueza inigualable, el zapatero siempre tan servicial lo atendió con una gran sonrisa.
El banquero al observar las condiciones del taller, decide preguntarle al zapatero que cuál era su secreto para ser feliz siempre y que si su felicidad se debía al dinero que ganaba arreglando zapatos.
El zapatero rápidamente se sintió muy avergonzado por aquella pregunta, pues el no ganaba mucho dinero, así que le respondió que él tenía un sueldo muy humilde pero a pesar de eso, le alcanzaba para alimentar a todos sus hijos y con eso le era más que suficiente.
El banquero se sintió muy conmovido por sus palabras y decidió regalarle un par de monedas de oro, a lo que el zapatero agradeció y el banquero se fue feliz.
Al día siguiente el zapatero se levantó más temprano que de costumbre y fue a contar las monedas a ver si se encontraban completas, luego las escondió debajo de su colchón para que no se las robaran.
Al finalizar el día se fue a dormir muy cansado, pero se despertó a media noche preocupado por las monedas, las contó nuevamente y no pudo dormir toda esa noche vigilándolas.
Los días pasaban y el zapatero ya no era tan feliz y esto lo reemplazó por preocupación y miedo.
El zapatero ya cansado por no poder dormir ni trabajar, decide ir a ver al banquero; cuando este le abrió la puerta le dijo que le agradecía mucho su generosidad al darle esas monedas, pero que ya no las quería, pues le habían quitado toda su alegría. El banquero entendió que el dinero no da la felicidad.
Leyenda de El Hada del viejo pino
En una llanura había un hermoso pino donde una pequeña hada vivió durante muchos años, hasta que creció y se transformó en una pobre señora que pedía limosnas debajo de él.
Cerca del pino también vivía un campesino, el cual poseía muchísimo dinero, pero este era considerado por muchos un verdadero tacaño.
Dicho campesino tenía una sirvienta que lo ayudaba con las tareas del hogar, ella cada mañana iba al pino y le llevaba comida a la mujer que pedía limosnas.
Todo iba muy bien, hasta que el campesino se enteró de que su sirvienta estaba regalando su comida, por lo que le restringió el alimento para que no la diera.
Una noche el hombre acudió a una boda, donde pudo comer y beber hasta más no poder. Cuando regresaba hacia su casa pasó frente al pino y vio a la mujer que pedía limosnas a los pies del mismo.
Al darse la vuelta no vio un simple árbol, sino que deslumbraba frente a él un enorme palacio, donde al parecer estaban dando otra fiesta, muy contento entró al palacio y pudo divisar a una pequeña hada y a unos enanitos que estaban degustando un gran festín.
Todos ellos amablemente invitaron al campesino a unirse a su cena. Este ya se encontraba muy lleno, por lo tanto decidió meterse todo lo que pudo dentro de sus bolsillos.
Cuando el campesino llegó a casa quiso mostrarles a sus familiares todo lo que había obtenido aquella noche, pero cuando metió sus manos en los bolsillos, no tenía nada.
Sus familiares comenzaron a burlarse del él, por lo que se puso furioso y decidió botar a la criada.
Esta confundida, va al pino, pero cuando casi llegaba a él notó que en su delantal brillaban numerosas monedas de oro.
La sirvienta feliz, decide regalarle unas monedas a la señora que siempre pedía bajo el pino, pero esta de repente se convirtió en una hermosa Hada, la cual la recompensó por su gran bondad, dándole prosperidad y libertad.
Leyenda del Sol y la Luna
Cuenta una leyenda azteca que, mucho antes de que existieran el día y la noche, los dioses de Teotihuacán se reunieron para decidir quién de ellos daría luz al mundo. Uno de ellos, de nombre Tecuciztécatl, insistió en ofrecerse como tributo. Sin embargo, uno solo no era suficiente y esperaron que alguien más se sumara de manera voluntaria.
Como nadie más se postulaba, le preguntaron al dios Nanahuatzin si deseaba hacerlo, a lo que él contestó que sí. Este dios era muy tímido y humilde, así que su bondad le permitió tomar la decisión desinteresadamente. Acto seguido, inició el proceso de purificación y cuatro días después sería el día del sacrificio.
Llegada la temida fecha, los tributos asistieron y entraron en pánico al ver las llamas chispeantes. Los demás dioses animaron a Tecuciztécatl a que se arrojara primero, pero le dio mucho miedo y no lo hizo. Luego hicieron lo mismo con Nanahuatzin y este solo cerró sus ojos y, sin más, se aventó a las absorbentes llamas.
Cuando Tecuciztécatl se dio cuenta de la valentía de su compañero y de su propia cobardía, se sintió avergonzado e hizo lo mismo. De este modo, Nanahuatzin, convertido en Sol, aparecería hacia el este; mientras que Tecuciztécatl, aparecería convertido en Luna.