Leyendas mexicanas para niños

Las leyendas mexicanas para niños nos sumergen en un mundo de fantasía asombroso, que al mismo tiempo forma parte de la cultura e identidad de nuestros pueblos.

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La Leyenda del Murciélago

El murciélago se dice que era el ave más bella de todas las existían porque Dios le dijo que bajara y tomara una de las plumas de cada uno de los pájaros que había, las que luego usó para ponerle, era como el arco iris con una belleza que anteriormente no se había visto en verdad, fue así que todas las aves se ponían tristes y celosas cuando pasaba y éste no hacia otra cosa más que pavonear, entonces en modo de castigo es que Leyendas mexicanas para niñosDios le quitó toda la belleza que alguna vez le había dado sacándole les plumas y allí es como por vergüenza el murciélago se escondió y nunca más quiso vivir a la luz del día, sino que las sombras serían su refugio.

Leyenda del Sol y la Luna

Cuenta una leyenda azteca que, mucho antes de que existieran el día y la noche, los dioses de Teotihuacán se reunieron en las tinieblas para decidir quién de ellos daría luz al mundo. Uno de ellos, de nombre Tecuciztécatl, insistió en ofrecerse como tributo. Sin embargo, uno solo no era suficiente y esperaron que alguien más se sumara de manera voluntaria.

Leyendas mexicanas para niñosComo nadie más se postulaba, le preguntaron al dios Nanahuatzin si deseaba hacerlo, a lo que él contestó que sí. Este dios era muy tímido y humilde, así que su bondad le permitió tomar la decisión desinteresadamente. Acto seguido, inició el proceso de purificación y cuatro días después sería el día del sacrificio.

Llegada la temida fecha, los tributos asistieron y entraron en pánico al ver las llamas chispeantes. Los demás dioses animaron a Tecuciztécatl a que se arrojara primero, pero le dio mucho miedo y no lo hizo. Luego hicieron lo mismo con Nanahuatzin y este solo cerró sus ojos y, sin más, se aventó a las absorbentes llamas.

Cuando Tecuciztécatl se dio cuenta de la valentía de su compañero y de su propia cobardía, se sintió avergonzado e hizo lo mismo. De este modo, Nanahuatzin, convertido en Sol, aparecería hacia el este; mientras que Tecuciztécatl, aparecería convertido en Luna.

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