La vida de Momotaro fue una leyenda desde el comienzo, ya que en la aldea donde apareció se hablaba siempre de un niño que llegaría a ellos y en su adultez acabaría con los demonios que estaban atormentando y robando.
La familia era muy feliz con su nuevo hijo porque ya no podían tener hijos y nunca los habían tenido, por eso creían que su niño era un regalo de los dioses para las personas humildes que siempre habían sido. Creció Momotaro y fue cada vez más bello, cuando iba a la escuela resaltaba de los demás por su belleza, pero también su humildad, su bondad y valentía. Llegó el día en donde terminó la escuela y se convirtió en un adulto responsable, era bueno en combate y por eso se le encomendó ir tras los demonios que robaban desde una isla conjunta.
Feliz de poder ayudar a su gente marchó Momotaro y tenía mucha comida, más de la cuenta realmente. Cuando encontró a un perro lo alimentó y este le juró lealtad, por eso lo acompañó hacia su destino en la isla. Se encontraron después con un mono, al cual alimentaron y también pidió acompañarlos. Por último, en el camino apareció un faisán que aceptó la comida y luego quiso ir con todos ellos para derrotar juntos a los demonios malvados.
Momotaro atacó con ayuda de sus amigos mientras sus enemigos estaban durmiendo y no entendieron nada de lo que ocurría, pero sí tuvieron mucho miedo. Finalmente, el joven pidió que le dieran todas las riquezas que habían robado a su pueblo y les advirtió que no vuelvan a pisar su tierra nunca más porque no los perdonaría otra vez. Terminó volvieron a su hogar con una carreta llena de tesoros y con sus nuevos amigos animales.